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Una película británica desconocida sobre el País Vasco de 1931

Santiago DE PABLO CONTRERAS, Catedrático de Historia Contemporánea. Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea UPV/EHU

En los últimos años, se han descubierto varios documentales cinematográficos sobre el País Vasco, que se creían perdidos o cuya existencia se desconocía por completo. Es el caso de Sinfonía vasca (1936), de Adolf Trotz, localizado por Andoni Elezcano; de Euskadi (1936), de René Le Hénaff, y Gure Sor Lekua (1956), de André Madré, descubiertos por Josu Martínez; de la producción nazi Im Lande der Basken (1944), de Herbert Brieger, de la que dimos cuenta Teresa Sandoval y yo mismo en la revista Sancho el Sabio; o de dos reportajes suecos para televisión (Basker y Bonde i Baskerland, 1963), de Dan Grenholm y Lennart Olson, sacados a la luz por Argibel Euba.

A esta lista hay que añadir uno más, completamente desconocido hasta ahora, que he localizado en el British Film Institute de Londres. Se trata de The Spanish Basque Country (1931), un documental británico de apenas diez minutos de duración, mudo, en blanco y negro y con intertítulos en inglés. Los créditos no incluyen el nombre del realizador ni de otros colaboradores, aunque el catálogo de dicho Instituto señala a Christopher A. Radley como posible editor del filme. Este fue producido por Visual Education Ltd., una compañía especializada en documentales divulgativos, que estuvo activa al menos entre 1920 y 1936. En esos años produjo un buen número de películas sobre naturaleza (el halcón peregrino, diversos tipos de mariposas, el hámster, etc.), personajes históricos (Thomas Becket o Guy Fawkes) y sobre todo lugares con un interés turístico o etnográfico: Islandia, Nueva Guinea, Laponia, París, etc. En 1931, Visual Education estrenó al menos otros tres documentales sobre España, todos ellos centrados en Andalucía y posiblemente rodados a la vez que The Spanish Basque Country, en el verano de 1930: Granada: The Glory of the Moors, Historic Seville y Romantic Andalusia.

El doble enfoque, etnográfico y turístico, de las películas de Visual Education, hace que The Spanish Basque Country sea en parte diferente a otros documentales que se centran solo en la cultura ancestral vasca: montaña y mar, caseríos, bueyes, pelota, danzas, etc. Este esquema es el que aparece en filmes como Im Lande der Basken, Basker o Au Pays des basques (1930), de Maurice Champreux. The Spanish Basque Country incluye esos elementos, pero muestra también el ambiente veraniego de San Sebastián. En este sentido, se parece al francés Euskadi, producido cinco años después, que también combina el mundo rural tradicional con el País Vasco turístico, centrado en este caso en Biarritz.

The Spanish Basque Country destaca también por tener un título diferente al de otros documentales que, con independencia de haber sido rodados a un lado o a otro de la frontera, no incluyen ninguna referencia a España o a Francia, tal y como sucede con Im Lande del Basken, Au Pays des basques o Sinfonía vasca. Un caso especial es Euskadi de Le Hénaff que, pese a no tener relación con el nacionalismo vasco, utiliza un término que en 1936 estaba vinculado casi en exclusiva a esa ideología. Josu Martínez ha destacado con razón que, adelantándose a su tiempo, este filme emplea la palabra Euskadi con ese y no con zeta, tal y como hacía entonces el PNV (de hecho, en 1933 este partido produjo el documental Euzkadi, con zeta, que todavía sigue desaparecido). Sin embargo, el uso de Euskadi (con ese) en 1936 no es consecuencia de una errata, sino de que el documental de Le Hénaff se produjo en Francia, y no en España. En el País Vasco francés, en esa época, los euskaltzales que habían aceptado el neologismo inventado por Sabino Arana no habían admitido sin embargo la grafía sabiniana. Y por tanto escribían Euskadi con ese, lo mismo que Euskal Herria o sus diversas variantes: por ejemplo, ya en 1925 se publicó en París la novela Une fille d’Euskadi, de Eugène Poueydebat. Asimismo, en los créditos del filme de Le Hénaff consta el asesoramiento que el director, al ser ajeno al País Vasco, recibió de entidades vasquistas de Iparralde que, como Eskualzaleen-Biltzarra, escribían Euskadi con ese ya en la década de 1930, tal y como se puede observar en sus publicaciones.

monte Urgull

La primera parte, dedicada a San Sebastián, es completamente urbana y cosmopolita, como corresponde a un centro turístico de la época.
En la fotografía el monte Urgull.

Frente a esos documentales que presentan a Vasconia entera como una unidad, The Spanish Basque Country deja claro desde su propio título que solo se va a referir a la parte española del País Vasco, y no hay ninguna mención a la zona francesa. En parte, la referencia a España puede ser el modo en que el realizador sitúa geográficamente el contenido de la cinta, pues muchos espectadores británicos no conocerían dónde estaba el País Vasco. Pero además, hay un elemento en el propio filme que identifica claramente al territorio vasco con España.

En efecto, la película comienza con imágenes de olas rompiendo contra la costa y con un mapa de la Península Ibérica, en el que, además de los principales ríos, está claramente marcada la frontera entre España y Francia, pero no la del País Vasco, y ni siquiera la de Portugal. Dentro del mapa, un texto con las palabras “THE BASQUES” indica dónde está situado el territorio vasco. Enseguida, un intertítulo orienta a los espectadores, comparando al País Vasco con el Reino Unido: “Con su clima ‘atlántico’, la costa norte de España es como parte del sudoeste de Gran Bretaña”.

A continuación, el documental se centra en San Sebastián, con varios planos generales de su bahía, incluyendo vistas de la isla de Santa Clara, el monte Urgull, etc. Dos rótulos explican que “San Sebastián, el primer centro veraniego de España y la principal ciudad de la Provincia Vasca, está situada en el punto donde se unen los Pirineos y los Montes Cantábricos. La hermosa bahía sobre la que está situada la ciudad mira al abierto Atlántico”. El prestigio de la capital guipuzcoana como centro turístico se subraya por la presencia de los Reyes de España, que es anunciada por un intertítulo, mientras se ven imágenes de la playa de la Concha, las olas, los bañistas con los típicos bañadores de los años treinta, otras personas vestidas con ropa de calle, coches de niños y la clásica barandilla de la Concha, que ha llegado a convertirse en un símbolo de la ciudad: “Gran número de veraneantes, incluyendo al Rey y la Reina de España, vienen en verano para evitar el gran calor de Madrid”.

Bajo el título “El Rey y la Reina de España”, el filme muestra después a los monarcas, que son recibidos por una banda de música, mientras Alfonso XIII saluda a las autoridades y una joven entrega un ramo de flores a la reina Victoria Eugenia. La presencia de los Reyes permite señalar que casi con seguridad el documental fue filmado en septiembre de 1930, durante su última visita a la capital guipuzcoana. Toda esta primera parte, dedicada a San Sebastián, es completamente urbana y cosmopolita, como corresponde a un centro turístico de la época. El carácter español de la ciudad queda claro por la presencia de los Reyes, mientras que, hasta este momento, no aparece ningún elemento típicamente vasco. Sin embargo, la transición hacia la visión típica de lo vasco se consigue mediante la imagen de un miquelete o guardia foral guipuzcoano, vestido con boina y traje de gala: “Incluso la policía viste la boina, el tocado nacional de los vascos”. El carácter nacional que el filme otorga a la txapela parece tener aquí un sentido más cultural que político, pues contrasta con la destacada presencia de los Reyes de España.

La segunda parte del documental se centra en un ambiente rural

La segunda parte del documental se centra en un ambiente rural.

La segunda parte de The Spanish Basque Country se aleja por completo del ambiente urbano y de playa para centrarse en el interior de la zona atlántica vasca, con imágenes posiblemente rodadas en los valles centrales guipuzcoanos. Paradójicamente, pese a que acaba de mostrarse un San Sebastián cosmopolita, se destaca el “aislamiento” del País Vasco rural, cuyas montañas se identifican con las “colinas” de los Pirineos, aunque el paisaje que se muestra es la media montaña característica de Gipuzkoa: “Muchos valles aislados se localizan en las colinas de los Pirineos”.

Toda esta parte es muy semejante a la visión del País Vasco que dan los demás documentales mencionados. La cámara se fija en las montañas, un caserío, un pequeño pueblo, su iglesia, los campesinos con boina, un carro tirado por bueyes, los maizales y la labor de deshojar el maíz, en la que participa toda la familia. El filme vuelve a insistir en el aislamiento de los vascos y en lo antiguo de su idioma y de sus tradiciones: “Aislados en estos pueblos de montaña, los vascos han conservado su antigua lengua y mantienen las viejas costumbre y los métodos agrícolas tradicionales. Aquí crecen el maíz y otros cultivos de cereal, pero es especialmente un país de pastos y los bueyes tiran de los carros de campo”. Pese al carácter etnográfico, y por tanto en teoría realista, de estas secuencias, se observa que buena parte de los planos han sido preparados, pues los intérpretes sonríen o miran a la cámara.

El documental termina con imágenes de otro icono de la identidad vasca: el juego de pelota, al que se aplica una vez más el calificativo de nacional. Para ilustrarlo, se elige la cesta punta, sin duda la especialidad visualmente más espectacular de todas las que componen la pelota vasca. Las imágenes muestran primero una cesta y cómo el puntista se la coloca en la mano. Un intertítulo explica que “el juego nacional de los vascos es la Pelota, un juego algo parecido a nuestro Fives” (una especie de pelota a mano británica, jugada habitualmente con guantes). Tras indicar que “el juego se disputa con una pelota de madera en una cancha con paredes altas”, se muestran varios lances de un partido de cesta punta, en un frontón posiblemente cubierto, aunque no pueden verse más que el frontis y la pared lateral.

Pese a su brevedad, The Spanish Basque Country es un documental de gran interés, al mezclar la visión más típica del País Vasco, centrada en lo rural y lo folclórico (caserío, pelota, bueyes, etc.) con el San Sebastián moderno y turístico. Aunque desconocemos qué difusión tuvo, parece que no fue excesiva, pues cayó en el olvido durante mucho tiempo. Esto pudo ser debido en parte a ser un documental mudo, en un momento en que el cine sonoro estaba ya extendiéndose por Europa. No obstante, debido al alto precio del cine sonoro, los proyectores mudos siguieron utilizándose durante un tiempo en centros educativos, etc., donde quizás se exhibió este filme. Por ello, quizás fue sobre todo el protagonismo que el documental daba a los Reyes de España en el veraneo donostiarra lo que hizo que se quedara obsoleto justo después o incluso antes de estrenarse. Y es que, medio año después de la última visita de Alfonso XIII a San Sebastián, el 14 de abril de 1931 se proclamaba la II República española. La familia real marchó al exilio y el glamour que, durante el rodaje de The Spanish Basque Country, daba a la ciudad la presencia de los Reyes se convirtió en un elemento incómodo y trasnochado cuando el filme comenzó a ser proyectado.

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